No es nada raro que las tecnologías se hayan apropiado de la mayoría de nuestras actividades cotidianas, supliendo y haciendo desaparecer a otras de enorme antigüedad; como es el ejemplo de la carta por el e-mail. Hoy en día, y personalmente, creo que las nuevas tecnologías tienen su mayor repercusión en las relaciones humanas, haciéndolas más indirectas y alejando a los sujetos que emiten y reciben el mensaje. Esto hace que la claridad en las relaciones sea muy subjetiva, ya que en muchas ocasiones, al no ver a nuestro interlocutor, vamos a escuchar lo que queremos oír, perdiendo así veracidad.
Las nuevas tecnologías también han afectado a aspectos como la escuela y los trabajos, haciéndolos más informatizados y robotizados, perdiendo todo tipo de habilidades manuales o esporádicas que pudieran surgir. Vivimos en un mundo conectado por las redes, los transportes y los medios de comunicación, que nos comunican y acercan al otro lado del mundo, pero sin embargo nos aleja de nuestro entorno, de las tradiciones, de la “buena vida”. Por eso, en mi opinión, y para terminar esta pequeña reflexión, creo que las nuevas tecnologías favorecen nuestra vida diaria, pero a la vez nos aleja de las pequeñas cosas, la socialización cercana con las personas, que como futuros educadores y trabajadores sociales, debemos potenciar por encima de todo.
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